Sanctasanctórum (una biografía secreta del cuerpo)

4 de September de 2023
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Todo lo que desaparece. Autoría: David Señoran. Performers: Lucia Girardi, Arian Ortellado. Diseño de vestuario: Alejandro Mateo. Diseño de escenografía: Alejandro Mateo. Diseño sonoro: Juan Barone. Diseño Audiovisual: Euclides Pérez. Diseño De Iluminación: David Seiras. Fotografía: Adrian Maximiliano Arellano. Gestión: Gabriel Cabrera. Diseño gráfico: Pablo Vega. Asistencia de dirección: Miranda Basso. Prensa: Prensópolis. Producción ejecutiva: Gabriel Cabrera. Coreografía: David Señoran. Dirección general: David Señoran. Aérea teatro: Bartolomé Mitre 4272, CABA. Función: 12/08/23.

 

En el atardecer de mi vida canto esta razón, para la instrucción de mis sucesores. Entonces, ¿qué va a hacer usted a la alta montaña a esta edad? A preparar mi escritura. Estudien, aprendan, por cierto, siempre quedará algo, pero por sobre todas las cosas entrenen el cuerpo y confíen en él, porque él se acuerda de todo sin molestias ni estorbos. Sólo nuestras carnes divinas nos distinguen de las máquinas; la inteligencia humana se distingue de lo artificial por el cuerpo, solamente por el cuerpo.
Michel Serres, Variaciones sobre el cuerpo, 2021.

  Cuerpos encaramados: la sorpresa de lo real

Un cuerpo. Dos. Tres (contando el mío). ¿Cuántos más advierto alrededor, sobre los ángulos, en los vértices, detrás y delante de mí? ¿Y en las cicatrices del piso? ¿Y los que no están, estando? ¿Y los que están en “nombre de”? ¿Cuántos cuerpos cuento en esta existencialidad dispersa en un espacio que, sin embargo, los reúne? No encuentro respuestas, y no me asombra. Pierdo la cara (¿Bardet, estás ahí?), la repongo: ¿dónde situar lo corporal de estas significaciones que el cuerpo pone a obrar? (Marie Bardet, Perder la Cara). Y entonces, no sé qué sentidos operan en este imaginario real, pero sí que son múltiples, y que cada uno de ellos me lleva a un nuevo movimiento que lxs bailarinxs hacen y, con ello, mueven conmigo o junto a mí (aun desconociendo el camino).

Son dos. Uno. Dos. Este (re)conteo no es azaroso, es la dinámica que mis retinas, devenidas alma(s), quieren capturar de sus pasos, brazos, manos, caderas, pies, sacros, pubis, psoas, femorales y lo que hacen en conjunto y a la vez. Me conmueve su entrega, su materialidad alquímica, sus gestos irracionales, su ser y encuentro(s). En cada uno de éstos hay una dicha penosa, un cuerpo que se invagina de danza y, entonces lo es, lo son, danza que anuncia que alguien o algo está por suceder. Y ese algo es la vida o la biografía de la realidad.

Mariné

 

Desapariciones, luces y liberaciones

 

 La memoria involuntaria ocupa un lugar central y no un extremo. Al ser involuntaria, rompe con la actitud de la percepción consciente y de la memoria voluntaria.

Gilles Deleuze, Proust y los signos, 1976.

 

Volvemos. Nos vamos. Volvemos nuevamente. Para analizar, individualizar, separar, descomponer, desmenuzar, pero, pero… ¿Dónde?, ¿cómo y para qué?, ¿en qué nivel se maniobran los signos de la vida?, ¿y los del Arte?, ¿y el de la danza? Lxs dos bailarinxs (maravillosxs bailarinxs) que se (des)encuentran y lisonjean con fotografías logradas con, por y a través de movimientos (imagen-tiempo, imagen-acción, imagen-physis) acaparando la sorpresa de los allí presentes, no responden, pero nos llenan de temor, de belleza y virtud, de ascetismo y dotes, de destreza y práctica, de un Todo que Desaparece para vivir y saber morir. Y ese es el todo porque toda verdad es verdad del tiempo (Deleuze, Proust y los signos) y la verdad es un acto que se pone en palabras al nombrarla, y puede, o no, mentir, y puede, o no, callar, y puede, o no, decir.

David Señoran,  grandísimo y reconocido coreógrafo, maestro y gestor cultural, nos propone una conversación con el tiempo, con su (in)materialidad, evanescencia y la (propia) voluntad de pensar(nos) como seres cavernosxs, encomiosxs aunque de rareza común (sí). Poniéndonos de frente a la tragedia del bailarín, que no es otra cosa que cuerpo, que no es otra cosa que ciencia, biología o vida al servicio de dos o cuatro pies.

 

Conclusiones no tan finales: la vida no es el fin, pero tampoco la muerte lo es

Todo lo que desaparece es. Todo lo que desaparece no es. ¿Cómo se entiende esta dualidad perpetrada en una hora de duración de obra?, ¿experimentando el dolor?, ¿buceando en la angustia?, ¿zurciendo la herida? ¿Hay diferencias o puntos de contacto en una u otra sensación, en uno u otro sentimiento de uno y otro temor?

Cada una de las preguntas se vuelve farol en una sala en la que se imponen unos paneles de luz, que son prendidos y apagados según como se metaboliza la definición de vida y cuerpo, de silencio y aullido, de frémito o trepidación. Mientras lxs performers alocucionan o mueven sus palmas abiertas, piernas en cruz, o en alto, en  flexión o distensión, en saltos que simulan ser nimbus en la luz y velo en la oscuridad, abriéndonos, así, a la entropía (de)creciente para entender que somos lo que somos, cuando somos. Y eso es lo que nos define más allá de las acepciones y extensiones del espíritu, alma o cuerpo. Más allá de Todo lo que desaparece. Más allá de con-formar un nosotrxs, vos o yo. Esta obra es un prodigio que no encuentro (un) por qué dejar de ver.

Mariné

 

En azul,

en carnaduras que me son ajenas.

En rojo,

en la oda ciega de mi vida.

En un ojo de agua;

Mudo

Mudo

Mudo

La vida me espera

(La muerte también).

Pero decido resistir

Con mi piel de lava y mis pies rasos

Con mi danza y carne permeable.

Yo, Marina, decido existir.

 

Mariné.

 

***

 

*Foto portada: Mariné.

About:

Marina Julieta Amestoy

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