LOÏE. 08

La singladura del cuerpo como experiencia

Sobre "Dancing", "This Crazy Show" y "El Corazón" - FIBA 2021

2 de abril de 2021
Disponible en:
Español

Dancing, dirigida por Alexandra Bachzetsis. Interpretación: Abril Lis Varela, Alan Sinopoli, Ana Lucía Pellegrini, Javier Muphy Figueroa, Micaela Ghioldi, Miguel Valdivieso, Milena Capòbianco, Nazarena Salomé de los Santos Rodríguez, Nicolas Rubén Héctor Insfran, Pablo Damián Daolio, Sofía Pellicciaro, Teresa Marcaida, Valeria Primost, Verónica Pacenza. Música: Lies Vanborm. FIBA. Vivamos cultura. Función: 26/02/21.

This Crazy Show, dirigida por Noam Gagnon. Interpretación: Noam Gagnon y Ted Littlemore. FIBA. Vivamos cultura. Función: 03/03/21.

El Corazón, dirigida por Leticia Mazur. Interpretación: Leticia Mazur. Música: Drumming, de Steve Reich. FIBA. Vivamos cultura. Función: 01/03/21.

 

V. Si tienes que decidir a qué debes conceder prioridad, da siempre prioridad a la experiencia del cuerpo, puesto que el tacto es anterior a la vista y su experiencia es mucho más fundamental. Pero el punto que no debes perder de vista es la sinestesia.
Decálogo, Jan Svankmajer, 1999

 

¿Por qué bailamos? ¿Para quién(es)? ¿Con qué fin(es)?  Sean cuales sean sus (posibles) respuestas, hay unas que se asignan como viables aserciones: bailamos porque sí, porque no hay opción, porque somos y habitamos un espacio de carne, huesos, órganos y piel; entonces, qué otra cosa podría hacerse con (todo) esto mas que florear y componer. Creamos desde el primer llanto hasta el último centímetro de céfiro o el postremo vapor y es, en esa coreografía secuenciada en su conjunto, donde revelamos qué tan “buena” ha sido nuestra-performance-existencial.

Las siguientes obras han sido parte del FIBA (Festival internacional de Buenos Aires) que, en su 24º edición, contó con decenas de piezas nacionales e internacionales de teatro y danza. Algunas de ellas, exclusivamente de estreno y otras (re)versionadas para ser mostradas en esta ocasión. Tal es el caso de Dancing de Alexandra Bachzetsis, del año 2009, creada originalmente con catorce estudiantes de la Academia Gerrit Rietveld (Ámsterdam) que, para la adaptación 2020 de la obra y a partir de la convocatoria del Foco BA Danza Contemporánea una decena de bailarines argentinos fueron seleccionados por la coreógrafa para participar del proceso creativo y experimentar, de esta manera, la re-angulación de su trabajo en su búsqueda por concebir marcas y huellas de traza/aspecto local, para re-situarlo en su nuevo contexto histórico.

Dancing: el alma a la intemperie

Hay, en el escenario, unx, dos, cuatro, nadie, catorce y un bailarín otra vez. La propuesta parece estar dada desde la especificidad del movimiento en su esencia, si es que esto existe, encarnado en cada unx de lxs performers. Se repiten ligeras secuencias coreográficas que logran -algunas- transformarse en aullidos, otras en gritos y unas pocas, por último, en silencio (activo). La naturaleza del espectáculo se asemeja a un estado iniciático de formas de lo más diversas que, en su encuentro con lxs otrxs, devienen en consagración de sudores, en fiesta de rostros y gestos. La corporalidad arde en la madre de la memoria y la danza escribe sobre el escenario su zigzagueante y frenético paso por la historia rediviva en corporalidades que resisten al tiempo, a pesar de los años y las décadas, porque el ritmo es universo y el universo conspira para que así siga siendo. Dancing es una apuesta a futuro, para siempre, sin importar qué.

En el recorrido que nos hemos trazado, la siguiente parada es This Crazy Show, obra del canadiense Noam Gagnon, estrenada de manera presencial en el año 2016, que revive en formato virtual en su edición 2020.

This crazy show: la excéntrica y usual aventura de ser cuerpo

Componer en el presente, presentar el gesto, ejercicio en los límites de la pureza de una presencia inmediata absoluta y de la transparencia suspendida de un instante; pero si ya el presente es heterogéneo, instan­te espeso, espesándose, tejido de múltiples sensaciones y movimientos, se componen entonces huellas de la difracción de los reflejos en curso.
Pensar con Mover, Marie Bardet, 2012

 

Noam, el coréografx y performer, relata (en primera persona), con munífica osadía, el romance y (des)encanto con la danza que incluye su paso por la infancia, su vínculo con xadres y hermana, revelando con (todo) esto su fructuosa y exuberante imaginación. El viaje al que somos invitadxs, sin convite mediante, nos desafía a encontrarnos con nosotrxs mismxs, sin excepción. La vida, para él, es la vida para quien sea que ve “este loco show”. Es lo que pasa y nos pasa, es lo que decimos y hacemos con ella; del mismo modo, el cuerpo y su manera de componer. No hay dos vidas iguales, como tampoco cuerpos, pero sí una definición para cada uno de ellos.

¿Entonces? Entonces, entendemos el dolor cuando nos duele, la alegría cuando sonreímos o carcajeamos, la tristeza cuando lloramos, el movimiento cuando danzamos y, de paso, (re)visitamos nuestro verosímil de recuerdos. Noam habla, baila, se pone los tacos, la peluca y, de esta manera, juega con la identidad. ¿Qué somos? Y en caso de reconocernos-ser, nos preguntamos quiénes somos y por qué. No es fácil el carácter enunciativo de cada frame de la acción, ya que cada imagen está cargada hasta el abismo de compuestos significados. Somos Noam deseando ser un superhéroe de chicx, o que nuestrx xadre lo sea, pero también (lo) somos cuando crecemos y nos damos cuenta de que no serlo, en realidad, está muy bien. Los cincuenta minutos de corto pero intenso trayecto por su mundo, que es nuestro (todo el tiempo), abre puertas y ventanas estelares, donde el sol llega, pero poco, y la noche es vasta en su agonía hasta el otro día; allí, donde lo que nos espera es un (otro) bisoño espíritu de apariencia: corazón.

Última parada: El corazón de Leticia Mazur (2021). Un video danza que, en once minutos de duración (filmada en un plano secuencia), desnuda el vigor de la acción y el movimiento, dando lugar a la danza como eje de todas las cosas existentes y movientes.

El corazón: el centro del fuego

La poesía nos la trae todo el existir diario que rodea nuestro diario existir; y la hace saltar, buena chispa, el roce o el choque de las existencias encontradas. Pero, en sí, la poesía, es decir, lo que salta y lo que ilumina esa chispa a nuestra expresión, no es más que lo absoluto.
Esa chispa, la poesía, Juan Ramón Jiménez, 1954

 

Leticia es un (el) corazón. Su baile es el instante que precede a la trama del guion, esa pausa mínima antes del primer respiro y color. El móvil del deseo que nos lleva a un-querer-ser provisorio, sí, aunque sin fronteras. Sus detenciones, temblores y saltos son un escarnio para con el tiempo que franquea sin respiro ni piedad. Nos atraviesa y expande en universos de interminable imaginación como frondosa es per se. Leticia Mazur, grande, grandísima, encarna el brío de otras (tantas) obras como artistas hay. El corazón es el lugar más seguro donde llegar, aunque sea el último (el “ya no más”) y eso, de ningún modo, le quita el vigoroso carácter de lo que conocemos por definitivo.

La firma y forma del arte, o paso final.

 

 

*Las imágenes que acompañan este texto son capturas de pantalla realizadas por la autora de la crítica.

Acerca de:

Marina Julieta Amestoy

Es Licenciada en Crítica de Artes en la UNA, escritora, bailarina e investigadora en artes del movimiento, especializada en voguing y cultura ballroom. Actualmente, cursa la Especialización en Producción de Textos Críticos y Difusión Mediática de las Artes (UNA). Forma parte de E.G.A. (www.gestorxsartistas.com.ar ) dentro del equipo de Acción Documental. Escribe en diversos medios nacionales y participa en proyectos de investigación ligados a la danza, la performance y las artes audiovisuales.

Ver publicaciones

Otros Artículos
Other articles