Cuerpos Constantes

En trama con LABORATORIO CONSTANTE

27 de diciembre de 2021
Disponible en:
Español

Día 1

…Dúos
que se rompían solo para llegar
a componerse de otra forma.
Silvio Mattoni, “Iris de niñas”, Poemas sentimentales, 2005.

 

Las veces en que nos sentimos realmente libres suelen ser pocas. Para mí, la danza es una de ellas. En esta oportunidad me tocó bailar en el “Laboratorio Constante”, a cargo de Jesús Guiraldi y Florencia Ciucci, en el marco de la Séptima Edición del Festival Constante. Fueron dos días en los que compartimos una práctica de movimiento e indagamos en las herramientas sensoperceptivas de nuestro cuerpo.

Y digo “cuerpo”, en singular, porque me refiero a la dimensión colectiva: el cuerpo uno, social, que configuramos les intérpretes como un todo. La tríada vos-yo-espacio fue uno de los ejes principales del encuentro.

Dentro de la investigación surgieron múltiples interrogantes: ¿Cuáles son las posibilidades kinéticas de vincularnos con le otrx? ¿De qué manera el espacio también se constituye como un organismo que nos contiene?

Venimos de dos años incorpóreos. Relacionarnos mediante la virtualidad significó una mediatización extrema de las corporalidades. Además, durante el aislamiento, más que nunca, entendimos que cuando se enferma la mente se enferma el cuerpo y viceversa: somos un todo, y la distinción cuerpo-mente-alma caducó. Cada unx de nosotrxs es una red interconectada de sensaciones físicas, pensamientos y emociones.

Mover el cuerpo es mover todo eso y más.

Cuando bailamos hacemos consciente la relación del peso con la gravedad. La piel se desliza por el aire y hay una energía que fluye a través del contacto de los pies con el suelo que nos enraiza a la vez que nos proyecta en el espacio.

De esta oposición de fuerzas nace el movimiento.

En el laboratorio transitamos por pautas del contact –una técnica desarrollada por el coreógrafo Steve Paxton en los años setenta–, donde el movimiento nace a partir del contacto con le otrx. El universo de posibilidades que abre la experimentación es infinito: nos transformamos en balanzas, en recipientes que contienen líquidos y en una manada de carneros. Investigamos de qué maneras, a través de empujes, oposiciones, movimientos concéntricos y excéntricos, se genera un diálogo en particular.

Y cada dúo es un mundo aparte.

Creo que en la vida, como en la danza, lo interesante es el intercambio. ¿Qué pasa cuando tenemos que ceder el control de nuestro cuerpo al de le otrx? Lxs docentes nos enseñan a no depender de las manos: tendemos a agarrar ante la inestabilidad. Nos enfrentamos a la dificultad de soltar el control, de recibir el peso de le otrx con diferentes partes del cuerpo. ¿Qué sensación me genera esta pérdida que es a la vez ganancia?

Vértigo.

La improvisación en danza es un lenguaje. Y como tal, supone el diálogo. En el hacer compruebo que lo rico de esta lengua es la reciprocidad. No se puede bailar un dúo si una de las partes no está presente. El diálogo no-verbal se compone de direcciones, pasajes de peso, torsiones y traslados.

Pero también de una confianza en el otro cuerpo que se renueva de manera constante.

Y no sólo lo físico está en juego: ya dejamos atrás la idea platónica del cuerpo como cárcel del alma. Improvisar en danza es también un encuentro entre imaginarios, pensamientos y ficciones iridiscentes. Así como al escribir hacemos uso de la palabra, cuando improvisamos en danza nuestro cuerpo es la herramienta a través de la que creamos mundos.

Bailamos desde nuestra individualidad hacia lo colectivo. Y desde la manada hacia la intimidad. Cuando cedemos el control, la danza se convierte en una situación límite. Nos comunicamos con le otrx a través del nexo con el exterior, que en este caso es la capa externa de nuestro organismo: la piel.

Los estímulos que proporcionan lxs otrxs –el tacto, los diferentes ritmos y velocidades– y el ambiente –las luces, el aire, la temperatura– son elementos que no solo influyen en nuestro movimiento, sino que son parte fundamental de la creación artística.

Pienso que los espacios de danza son revolucionarios. Nos enseñan a relacionarnos mientras exploramos tanto nuestras posibilidades como limitaciones.

En estos encuentros, lxs docentes –que además son intérpretes activxs–, nos recuerdan que no es necesaria la contaminación de otras disciplinas (por ejemplo, el teatro): el lenguaje de la danza cuenta con un abanico de signos y tiene la capacidad de comunicar por sí solo.

@ezencia_audiovisual

 

Cuando improviso, mi cuerpo se convierte en el lugar de la ficción. La materialidad física se pone al servicio de lo creativo. Mover la carne, los huesos y la sangre es una práctica consciente, física y a la vez intelectual, que no puede ser descrita solo a través de las palabras.

La investigación del movimiento me transporta a áreas de mi imaginario poco transitadas, a las que solo puedo acceder cuando la danza se convierte en un hecho colectivo.

 

Día 2

 

Cuerpos como estructuras móviles
de arquitectura blanda que forman
esculturas maleables de carne y hueso.
Pawlak, 24 de noviembre, 17:40 hs., Recoleta.
 

La danza es un arte, y como tal, genera sentidos, tanto para lxs espectadorxs como para lxs intérpretes. En el encuentro con le otrx, surge la euforia de moverse.

Para introducirse en la manada hay que abandonar los prejuicios: dejarse sorprender. Recién ahí entramos en el frenesí que nos conecta con lo animal. “En un devenir-animal, siempre se está ante una manada, una banda, una población, un poblamiento, en resumen, una multiplicidad” (Deleuze; Guattari, 245).

No existe la animalidad sin lo colectivo.

Improvisamos con lo que somos hoy: con nuestros miedos, incertidumbres y carencias. Hay ansiedad también en nuestras fascias y articulaciones, en las partes inabordables de cada unx. Somos huesos que pueblan el aire: organismos vivos que para desplegarse sin esconderse deben abrazar la falla como posibilidad.

Porque en el error habita la técnica.

¿De dónde viene esa conexión que siento con estx desconocidx?

Compartir un lenguaje de movimiento se siente como conocer a le otrx de toda la vida. Juntxs nos reinventamos, llenamos el oxígeno de poesía. La danza, como el lenguaje poético, está hecha de imágenes que irradian múltiples sentidos. Reaparece la tríada vos-yo-espacio.

Sin alguna de esas tres partes no existiría esta danza.

¿De qué manera no colapso hacia el cuerpo de le otrx, del suelo y del espacio? ¿Cómo reorganizo mi estructura cuando estoy sola? No puedo ensimismarme, tengo que activar la mirada, ella también tiene peso. Bailar es un entrar y salir constante de la grupalidad. Por más que baile sola, mi alrededor me modifica.

Me comunico con lo inmaterial del aire y con el suelo. El espacio me contiene, como en esos días en que el cielo está encapotado de nubes blancas: me imagino un oso polar enorme abrazando la atmósfera.

La estela que deja un cuerpo me mueve. A cada movimiento me convierto en otra.

Abro el órgano más grande de mi cuerpo: abro mi piel. Abro mi integridad física hacia la posibilidad del colapso, del desgaste, del error. Abro el pecho que contiene mis órganos vitales. A través del movimiento viajo, amplío mis horizontes mentales. Construyo.

Desde mi singularidad, soy parte de lo colectivo.

 

***

Bibliografía

Deleuze, Gilles; Guattari, Félix, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-textos, 2004.

Tavares, Gonçalo M, El libro de la danza, Buenos Aries, Zindo & Gafuri, 2017.

***

 

LABORATORIO CONSTANTE

Por Jesús Guiraldi y Florencia Ciucci. – @jesus_guiraldi @florenciucci

El laboratorio constante es un espacio de investigación colectiva, propone brindar herramientas, uniendo bajo una misma mirada diferentes estilos de danza y técnicas del movimiento (danza contemporánea, hip hop, parkour, acrobacia, improvisación).
El movimiento sucede en relación, conformando redes que conectan solidariamente a quienes participan. El pasaje de información ayuda a crear colectivamente. Durante el proceso investigaremos las posibilidades del cuerpo a través de pautas de experimentación (flujo, dinámica, dirección, espacio, tiempo, energía, empuje, apoyos, fuerza e impulso). Proponemos desde el interés de construir intercambios que incentiven la creación, y así poder crear un cuerpo colectivo, sin dejar de lado las Individualidades. El objetivo es descubrir la personalidad del grupo en particular. La sumatoria de diferentes individualidades siempre nos dará resultados distintos y, como consecuencia, la creación de ese colectivo en especial, una comunidad que siente, respira y se retroalimenta constantemente. El Laboratorio Constante está abierto a todas las personas interesadas en el movimiento, en la exploración del cuerpo desde las posibilidades y herramientas de cada individuo.)

Martes 23 y miércoles 24 de noviembre de 2021 en Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.

Festival Constante 2021 – @festivalconstante

 

*Foto portada: @ezencia_audiovisual

Acerca de:

Martina Pawlak

Martina Pawlak baila y escribe. Estudia Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes y danza contemporánea en La Fábrica, donde cursó la carrera de bailarina profesional. Dirige e interpreta la obra de danza-teatro La casa donde todo se incendia y está por publicar su primer fanzine de poemas.

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