El cuerpo como grito contra la opresión

19 de abril de 2018
Disponible en:
Español

IntraNOS, dirigida por Maya Ponce. Con Ilda Mariana Di Silverio, Luciana Schmit, Yasmín Jacobo y Belén Giménez. Sonido por Francisco Cossavella y Damien Poots. Ciclo: Escenarias: Mujeres que hacen la escena contemporánea. Centro Cultural Ernesto Sábato. Buenos Aires, Argentina.

Hay algo que ya comenzó cuando ingresamos a la caja negra, la última sala del Centro Cultural Ernesto Sábato. Hay algo que ya se está moviendo a pesar de la extrema quietud que unifica a las cuatro mujeres en escena. Tiempo dilatado, suspendido y prolongado en lo aparentemente inmóvil, como podría pensarse -quizás- respecto de la fotografía, que hace duradero aquello que pareciera tener sólo una existencia fugaz. Mientras tanto, el sonido, una nota limpia y sostenida -que en un principio resulta intolerable- acompaña en la misma sintonía que la imagen. Ilda Mariana Di Silverio, Luciana Schmit, Yasmín Jacobo y Belén Giménez son los “cuerpos poéticos” que hacen eterno ese instante en el que el espacio las encuentra enfrentadas a muy poca distancia, formando una cruz. Visten la misma larga y espesa pollera negra con sus torsos desnudos. ¿Qué se está gestando allí? ¿Qué perturba a estas mujeres? ¿Qué se mueve dentro de ellas mientras aparentan quietud?

Ph: Sorina Gajewsky

Recién cuando la percepción se acostumbra al extrañamiento inicial, recién cuando lo visual y lo sonoro configuran un clima estable para nosotros, el tiempo comienza a transcurrir. Habiendo ingresado a este universo sensorial y como quien espera que algo se transforme, el espectador, en su quietud, comienza a otorgarle movimiento a la imagen. La mirada de las intérpretes se abre lentamente mientras la respiración comienza a condicionar sus movimientos en un in crescendo tal que es difícil predecir dónde podría desembocar: aquello que parecía ser estable amenaza con explotar hacia otras direcciones.

La experiencia escénica se motoriza a partir de las imágenes del fotógrafo ruso Misha Gordin. Su trabajo se caracteriza por la intervención manual en la edición de sus piezas configurando, de este modo, imágenes conceptuales que tienden a crear ambientes oscuros e imposibles. Maya Ponce, la directora de lo que ella misma describe como “experiencia onírica”, y las cuatro performers captan y resignifican el universo fotográfico de Gordin para hacerlo cuerpo en tiempo presente. Lejos de intentar replicar la imagen fija en múltiples imágenes móviles danzadas, el lenguaje de Gordin prevalece en la obra de Ponce de manera indirecta, como punto de partida para habilitar sentidos completamente nuevos. ¿Qué conceptos subyacen a la imagen?, ¿cómo se danza una idea? IntraNOS es una posible respuesta estética que propone, a través de la danza, la inmersión en un universo alejado de lo narrativo, en donde el núcleo protagónico es la apertura de la percepción, el constante estado de alerta y la tensión que genera lo críptico y lo enigmático, lo oscuro de los cuerpos desgarrados de estas cuatro mujeres.

Lo uniforme, lo repetitivo, se interrumpe bruscamente como cuando se escucha un fuerte grito en medio de la estabilidad del silencio. Hay sobresalto, alteración. Una de las intérpretes, sostenida sólo por la presencia de las otras tres, grita con todo el cuerpo como símbolo de aquello que se encontraba oprimido y que se destapa en un movimiento efusivo, efervescente. En este sentido, no es casual que IntraNOS se haya llevado a cabo en el marco de Escenarias: Mujeres que hacen la escena contemporánea. Este contexto creativo y de difusión del arte es un fuerte grito de las mujeres-artistas. Entonces, ya no podríamos sostener que los “cuerpos poéticos” de IntraNOS tienen sus torsos desnudos, sino, más bien, las tetas al aire. En un fuerte grito a la opresión, quienes se autoperciben mujeres buscan (re)conquistar los espacios de sus cuerpos, los espacios físicos y simbólicos, los espacios de creación, aquellos terrenos que históricamente les han sido vedados por la hegemonía patriarcal.

Ph: Mili Morsella

IntraNOS en Escenarias: mujeres que gritan fuerte contra la opresión en la escena y también fuera de ella. Cuando termina la última escena, las “cuerpas poéticas” se visten y se atan el pañuelo verde [1]. Como en el comienzo, aparentan no estar emitiendo sonido alguno, pero quizás nunca dejaron de gritar.

[1]En Argentina, el pañuelo verde es un símbolo utilizado por la lucha a favor de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Tal como figura en su inscripción, se reclama “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Actualmente, la Ley ha obtenido la media sanción de la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación y espera su tratamiento en el Senado.

Acerca de:

Melisa Alzugaray

Es Licenciada en Crítica de Artes, mención Danza (Universidad Nacional de las Artes, Buenos Aires). Forma parte del grupo de investigación “Danza-tec: escrituras e inscripciones del cuerpo tecnológico en múltiples soportes y escenas” que dirige Silvina Szperling en el marco del Instituto de Investigación en Arte y Crítica. Además, se dedica al estudio de diversas artes escénicas y del movimiento.

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