LOÏE. 10

Todos los movimientos el movimiento

2° lugar en "Loïe. Premio a la crítica", en el marco del Festival Tecnodanza 2021 (Organizado por Fundación Cazadores y Festival Internacional VideodanzaBA)

29 de abril de 2022
Disponible en:
Español

Quorum, dirigida, compuesta, interpretada, musicalizada, producida por Cía Trínamo (Ariel Martínez Herrera, Carla Vianello, Laura Chidichimo, Emiliano Aguerreberry). Interpretación:Ariel Martinez Herrera, Brenda Mutti, Carla Vianello, Emiliano Aguerreberry, Lali Chidichimo Rinaldi, Laura Kahan, María José Barber, Micaela López, Sofía Bassi. Aparecen en la proyección:Estela Rosa Herrera, Mario Martínez Angelini, Julia Martínez Herrera, María Victoria Romero, Rosario Asencio, Nicole Andreasen, Sofia Seta. Música original: Carla Vianello.Asistencia en producción y técnica de música y sonido:Pablo Hernán García. Montaje: Verónica de Cata (EDA).Duración: 30:18 minutos. Festival Internacional de VideoDanzaBA, LAB/VD ESTRENOS, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Visualización en OctubreTV: 16/11/2021.

 

En nuestro devenir hacia el movimiento nos agrupamos. Un latido ancestral mira hacia donde migramos. La danza se contagia y, en la agitación, un coro proyecta el pasado sobre el presente, y lo individual sobre lo grupal.
Del paratexto de QUORUM, Cía Trínamo, OctubreTV nov.2021.

 

Pero un abanico es como un ala: todos esos colores, las figuras que le ves cuando se despliega, al cerrarlo, sufren la alquimia que los amalgama en un solo bloque, alabanico. Invisibles, agazapados uno detrás de otro, capa sobre capa, ocultos, esperan el aleteo para volver a la luz. Aleteo, aleteia, la verdad pájara se esconde en este despliegue de Quorum, que ensaya ante tus ojos formas de desocultarla.

Lentes, vidrios, espejos, sobreimpresiones de menor opacidad, fantasmas: duplican, desvían, clonan figuras y tiempos, cuerpos y objetos. Saltos y proyecciones de simultaneidades asincrónicas marcan el movimiento macro de esta obra que vuela en espiral mientras captura experiencias, arma y desarma identidades, agrupa y desagrupa. Se va construyendo en el ensayo, en la búsqueda, con un alabanico de variaciones.

Cadx unx de lxs intérpretes que participa se despliega y se desdobla en prácticas solistas y grupales, en movimientos copresentes de temporalidades diversas, en reflexiones y rememoraciones, en fragmentos del cuerpo y sus sombras. Cuando es la voz fuera de campo la que reflexiona o explica, lo que vemos es la corporización danzada o performática de lo que se está diciendo, y no una mera ilustración acompañante.

La Compañía Trínamo, a través de magnéticas atracciones ancestrales, pone la energía en movimiento, un movimiento singuloplural, espaciotemporal, organotecno que ensaya viajes, exploraciones, rememoraciones, teorías, búsquedas. Y lo hace desde el cuerpo que baila, el cuerpo instrumento, el cuerpo cámara. En tanto pájara, es canto, es ojo, es vuelo, es aleteo, es aleteia. Me alborota su ensayo permanente que logra hacerte sentir los hallazgos que se producen con cada nuevo despliegue de sus múltiples alabanicos, en una multiplicidad de aperturas y cierres, cierres y aperturas en arabesque que te tiran su viento fresco en la cara (y no hay pantalla que valga).

Esta docuficción se propone como primer episodio de un proceso creativo que engloba una obra de danza, una futura puesta escénica y su propia construcción fílmica. El resultado es un verdadero videoensayo, tanto artístico como de investigación en artes. Avanza en abismo, sin ningún propósito prefijado. Sin embargo, creo que se sostiene en la nada extravagante idea de volverse pájara. Como en un ritual que se repite, me voy transformando cada vez con ellxs. Me observo ave que descansa en soledad, que estira las alas al sol en una danza lenta, elástica. Pero también sobrevuelo lejos, como uno de los puntos negros que conforman la nubepájara, pertenezco al trazo de sus bucles, al quorum para sus itinerarios. Lloveré en espiral sobre lxs bailarinxs, yo veré.

Movimiento helicoidal que expresa una circulación temporal (del viaje en 2019 pasa a los ensayos de los inicios, en 2017, la primera presentación de 2018, el reinicio en 2019, la actualidad pandémica, vuelta al viaje del principio y el presente que se proyecta a futuro), otra helicoide espacial (trayecto hacia el campo en Entre Ríos, múltiples emplazamientos en Buenos Aires, Entre Ríos, Buenos Aires) y otra corporal (con repetidas vueltas por lo individual y por lo grupal, con un despliegue amplio de dinámicas, reflexiones y miradas que se dejan ver). «Decidimos comenzar la búsqueda de material en las casas donde nos criamos, a reconstruir los juegos que jugábamos, las acciones que recordábamos, de las personas que fuimos, y de las que nos acompañaron», se puede leer en algunas placas fluorescentes sobreimpresas en las imágenes. En tanto el helicoide no es un círculo, retoma lo anterior pero le descubre una veta nueva cada vez. En cada bucle encontrás algo familiar que en el mismo movimiento deviene algo sorprendente, extranjero. Ese algo otro que a mí me atrae tanto.

La creación coral aúna las características autorales del drama de la Antigua Grecia, expandidas con las posibilidades tecnológicas de hoy que permiten jugar con el montaje. Figuras digitales fosforescentes revolotean sobre las imágenes en blanco y negro de lxs intérpretes, acentúan el blanco y negro, producen una distancia de otro espesor entre esos cuerpos que bailan y yo, los enmascaran para que los escuche bailar.

La función poética de cualquier lenguaje es la de volverse sobre sí mismo, exponiendo su construcción, su materialidad. Los sonidos enrarecidos de la banda sonora se entrecortan, se enturbian, cloquean cuando no corresponde, para decirte «soysonido, soysonido, soysonido». Pero esta función se encuentra exacerbada en Quorum por partida triple, ya que Trínamo fusiona los lenguajes de video, música y movimiento y los hace vibrar: no hay elemento visual ni auditivo que no se corporice, que no dance y que no te grite a los ojos, en primer plano: «yodanzo yodanzo yodanzo». La bandada de pájaros que aparece en muy diversas escalas para realizar sus bucles espiralados por sobre cualquier cosa funciona como metáfora de «soyimagenenmovimiento, pero DANZO».

El Trínamo trina ,en tanto pájara, es canto, es música. Es Vianello que marca «Hete aquí el pulso, señoras y señores. Es lo que mueve el tiempo». Pero también es ojo, intérprete bailarina por cuyo ojo vemos, Martínez Herrera, cámara en mano, se agita al ritmo de lo que muestra: recorta cuerpos, los desenfoca, hace zoom, pasa a la panorámica, salta de arriba a abajo, de adelante a atrás, de izquierda a derecha. Pero Trínamo es vuelo, es aleteo, es Chidichimo rara ave, capturada con sus sombras en aleteos meditativos de profundidad insondable, ritual, que transmiten ese espíritu en vuelo permanente. Trínamo es la bailarina, coreógrafa, docente, con experiencia en explorar las singularidades de los cuerpos moviéndose en la virtualidad; es la música, compositora, performer que no sólo despliega los fuelles alados de su acordeón, sino que percusiona enérgica; es el director de cine, guionista, director de fotografía que baila al compás de lo que filma; es este trío danzado que aleteia y entonces agita y despliega sus grupos de bailarinas, sus actorxs, y me agitan a mí en mi silla, nos volvemos coro. Me alborota su ensayo permanente, me contagia el ditirambo, trinambo, mambo (no hay pantalla que valga).

Quorum: el registro de una partitura en la que los cuerpos son notas: producen sus notaciones de movimiento como figuras que suenan en una escenificación pentagramada que baila. A los primerísimos primeros planos se contraponen las bandadas negras, capaces de superponerse como insectos vibrantes al paisaje y a los cuerpos en un notable cambio de escala, pero también de saturar la pantalla con un punteado de lluvia de nubepájara, píxeles, microorganismos autoconvocados. Promete continuar como obra escénica, porque en su devenir hacia el movimiento lxs intérpretes se reagrupan, conectan con el otrx. Por ahora, la obra conecta con nosotrxs y nos contagia su ánimo de experimentar para seguir agitándonos, levantar vuelo al unísono, abrir alabanicos y hacer nuestros ensayos y nuestros hallazgos. Hay corazón, hay quorum de un latir danzante. En el mío ha anidado una pajarita de papel que gusta desplegarse en mis sueños con un arabesque para desocultar el argumento escrito contra un predicamento que no dije: «Pero un abanico es como un ala».

 

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Imágenes: fotogramas de la obra capturados por la autora de la crítica. La de portada está editada por la autora.

 

 

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Acerca de:

Rose Marie Guarino

Soy poeta. Vengo del psicoanálisis lacaniano. Licenciada en Crítica de Artes por la
Universidad Nacional de Artes, con especialización en Artes Audiovisuales. Investigo en el
IIEAC (Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica). Mi
experimentación artística se basa en la poesía (escrita, oral, performática, audiovisual).

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