Interzonas… y nosotrxs como imanes

Nociones sobre el tiempo caen como piel muerta.

Se baila siempre con un pie en la tumba.

John Cage, Ritmo etc.

Un gran esqueleto, bocetado por los caminos que trazan los haces de luz, nos da la bienvenida. La estructura lumínica extrañamente humana, a la espera de los cuerpos danzantes, pronto se ve envuelta por una neblina intimista dando inicio a la acción. Lanzados por la fuerza de la máquina para detenerse luego en el escenario realizando una danza rapaz, personal y sutil, se nos presentan uno a uno esos personajes fantasmagóricos encarnados en el humo. Cada exhalación opaca, con su forma particularmente densa, su modo de habitar la escena y su posible desintegración nos anticipa la diversidad de movimientos cárnicos que acontecerán.

Unx intérprete juega con sus posibilidades articulares: codo, rodilla, hombro… cabeza, cadera, talón…contracción…soltar, agarrar…estar bien vivx en la escena. Como si estuviese movidx por imanes, y bajo una música experimental, su cuerpo se fusiona con otros, igualmente atraídos y repelidos por el magnetismo y el tiempo. Sus corridas lineales, dando la espalda a sus puntos de llegada, parecen rebobinar el tiempo o, más bien, situarnos en un comienzo que es un fin.

ezencia

La multiplicidad de escenas que componen ese mundo tan real como onírico de Cadáver Exquisito nos muestra la sublime y surrealista preparación para morir. Un gran cardumen azulado toma forma al saturarse el sonido y nos sumerge en esa urbe marítima donde amontonarse para guiar y dejarse llevar se vuelve una actitud automática y vital. El placer y el éxtasis se vuelven carne bajo una danza electrónica donde todo es color rosa para luego bajarnos a tierra al ritmo extraño del bombo y recordarnos que el contacto con lx otrx es siempre un juego de atención, afección y espera. Sostenerse bailando, agigantarse con la ayuda de otro cuerpo, convertirse en árbol, mar, río… ser cuerpo con prótesis de otro cuerpo, reducirse a una gota… movernos por la atracción y la repulsión de los dos polos que son la vida y la muerte…

Y mientras todos estos cuadros co-operan dancísticamente en la formación de ese cadáver, podemos permitirnos los siguientes interrogantes exquisitos: ¿Cómo se integra y se desintegra un cuerpo en el tiempo? ¿Qué elementos propios quedan expuestos al proyectarnos e identificarnos con otrxs? Sus respuestas pueden encontrarse en los movimientos de lxs bailarinxs de la compañía de la UNA y en el trabajo directivo de Jesús Guiraldi y Mauro Cacciatore. Coreografiar, pautar e improvisar la danza personal y colectiva a favor de cuerpos mutantes y experiencias mutables se vuelve en su obra una estrategia y una investigación estética. Un juego que tiene como protagonista (una vez más) al cuerpo como enunciador de un aquí-ahora que se nos escapa constantemente. Un cuerpo lúdico que condensa figuras alucinadas de un inconsciente compartido donde el azar, lo espontáneo y lo meticulosamente preparado hacen al proceso creativo de Cadáver exquisito.