¿Hasta qué punto pertenece el construir al habitar? La respuesta a esta pregunta nos aclara lo que es propiamente el construir, pensado desde la esencia del habitar. Nos limitamos al construir en el sentido de edificar cosas y preguntamos: ¿qué es una cosa construida? (…)
Martín Heidegger, Filosofía, ciencia y técnica, 1997
Cuántas cosas por decir de Tatiana Sandoval; de la (su) babilónica y esplendente compañía Cuerpo equipaje y de sus nueve obras, todas complexas y multiformes, de naturaleza collage, hálito investigativo y un calado fuertemente contemporáneo que poseen un eje vector que no deja de ser otro que la búsqueda del cuerpo como origen. Esta vez, en su última pieza estrenada en formato online en julio de 2021, Con este cuerpo en este mundo, el camino es hacia un cuerpo edificado colectivamente.
Con este cuerpo en este mundo es un atajo, un desvío del relato audiovisual danzante tradicional hacia un horizonte de preguntas que se acopian y devienen piel, pared, sillas, olas, letras y corteza. Es un encuentro nada casual entre arte y vida(s) que, en su unicidad temática, performática, se descubren y celebran en un espacio del terreno dispuesto para un (otro) nuevo somos, habitado por maravillosxs performers que le dieron un sentido boscoso al cuerpo y al mundo otro, litúrgico y frondoso.
Es tarde de viernes, lluvia y mala conexión. La charla se abre y es de todas maneras; es decir, pese al mal designio de la virtualidad que, muchas veces, aporta y tantas otras descuenta, calibrando, en ese ir y venir de frases, risas y anécdotas (entre)cortadas, la experiencia de una obra, que fue pensada, construida y bailada con intención y sujeción poética, sucede.
Tatiana, es un placer conocerte. Antes que nada, quiero decirte lo conmovida que quedé luego de ver Con este cuerpo en este mundo. Supongo que, por un lado, por los resabios que aún persistende la cuarentena en pandemia y, por otro, debido a algo que sucede inevitablemente al terminar de verla: el remontarse a las sensaciones y sentimientos del año pasado, me refiero a los nuevos o desconocidos hasta el 2020.
Gracias. Yo siempre que hablo de la obra y la producción destaco que uno siempre es el iceberg o la esfera, la cara visible, o una de las caras visibles de un proyecto que es sumamente colectivo, tanto por la compañía Cuerpo equipaje -con la que venimos trabajando hace mucho tiempo- como por la gran cantidad de artistas que nos acompañaron en la búsqueda por la construcción de un lenguaje, una identidad, y por la propia forma de trabajo que cimenta el tipo de indagación que emprendemos. En este caso, además, con la colaboración de muchas otras personas y de otros grupos de artistas que participaron, de acá y allá, que lo pusieron todo, muchas veces desde sus propias casas, disponiéndose no solo en pos de un resultado concreto -porque creo que de esta manera serían otros los resultados, ni mejores ni peores, diferentes-, sino en función de un proceso sumamente genuino.
En el proyecto equipaje, para nosotras, siempre hubo un fuerte trabajo de creación e investigación. Con esta obra se sumó, de alguna manera, “una tercera pata” que es el intercambio en sí mismo, con un montón de gente de distintos países que no conocíamos, ni conocemos aún personalmente, con los que entramos en contacto en agosto del año pasado. En ese entonces ya pensaba en transmitir algo de esto que estoy diciendo.
Claro…La contingencia concreta de conectar profundo con otrxs y sus contextos, realidades, lugares, regiones, etcétera, me parece que también hizo al arte y, en este caso, a las artes escénicas en particular; mirar viejas y nuevas historias de distinto modo.
¡Absolutamente! Es algo así como una génesis de la obra, un modo en la producción. Ya que no fue una red interna transversal pequeña, íntima, que se fue organizando entre nosotras, por afinidad, por cercanía. Todo lo contrario: tomamos el barco, por así decirlo, un grupo de artistas que se fueron sumando en diferentes momentos, con la voluntad firme de encontrarse en la nube con otrx. En marzo de 2020 empezamos a trabajar, ya en abril éramos los que somos, un total de 25 artistas, más otros 8 invitados. Los 25 “cuerpos” estuvimos online varios meses, de diferentes maneras, mientras que lxs invitadxs solo de forma puntual, según sus participaciones en la obra.
En este trabajo se ve a “ojos vista” la importancia que tuvo la hibridación entre lo audiovisual y el texto, la performance y la instalación, las danzas… Un rebujo de recursos, lenguajes y hechos que se van superponiendo e hilvanando. En cada lectura nueva, iba encontrando una nueva capa de sentido. Desde el principio hasta el final, la historia parece ser la de un cuerpo que se va conformando y haciendo por muchos más cuerpos, desde el mapa mismo, al comienzo. Luego, ese entremedio que me hizo pensar en los pliegues y afuelles de la narración, hasta que finalmente ese cuerpo sale a la luz, a la terraza, al corredor y finalmente afuera, al mar.
Totalmente. Esas capas de sentido y de lecturas que puede tener el propio proyecto: la idea de partir del cuerpo como un mapa, esa intimidad generada desde el trabajo de cada unx y con cada unx. Cada performer eligió algún tema para trabajar a lo largo de la obra y esa información aparece, no siempre explícita porque no es interesante. Esta búsqueda terminó generando un territorio de intercambio, de confianza entre nosotrxs y, claramente, de investigación. Esa fue la impronta de nuestra creación: encontrar cuál iba a ser el hilo. Después, el propio ritual de saber que estábamos en nuestras casas (escenarios) generando un encuentro colectivo contemporáneo. Esto nos llevó, a su vez, al trabajo con los artistxs multimediales, que eran otro cuerpo (cuerpo de las imágenes), con sus proyecciones (en vivo) buscando, componiendo y cruzando los materiales. O sea, esto no es un agregado posterior; repito: todo el proceso iba sucediendo en vivo. Esto es un rasgo común de la compañía: ir a un lugar donde no estuvimos antes, esa curiosidad por la investigación en el área creativa.
En el desarrollo narrativo de Con este cuerpo… la relación cuerpo-objetos tiene un lugar destacado y, en términos plásticos o visuales, queda bello. ¿Esto se pensó previamente, nació desde la improvisación o cómo fue?
Hay un poco de todo. La improvisación busca, como metodología de trabajo, no imponer ningún tipo de cuestión vinculada al texto visual o a lo que se le suma. Por un lado, siempre fue parte de todo el proyecto el diseño de esa manera, es decir, con un tipo de indagación que tiene que ver con posicionar el lugar del cuerpo que va llegando a otra cosa cuando conecta con otros cuerpos que se incluyen en una danza ritual, virtual. Para cada relato o intercambio, hicimos ensayos grupales, individuales y parciales por grupo (teníamos esas tres categorías de ensayo virtual en el proceso).Entonces, para cada performer, fuimos encontrando un relato propio y, desde ahí, se halló, luego, cuál era ese tipo de objeto significativo en relación con él. Esto me llevo al descubrimiento de un cuerpo más actual, más contemporáneo, latinoamericano, y quizá con una estética vinculada a las nuevas tribus urbanas, no en un sentido clasificatorio, sino en un sentido poético.
Y la aparición de la poesía, tal vez, tenga que ver con el gran espacio que ocupan las palabras en la obra. Digo, es notorio el trabajo de selección, tanto de las voces mismas de lxs intérpretes como de la propia materialidad de los textos. Por ejemplo: el título hace referencia al poema de Orozco, Con esta boca en este mundo…
Ese título lo puse a conciencia, por la poesía, propiamente, porque sabía que iba a ser el tipo de material que íbamos a trabajar y, por otro lado, porque parecía ser una declaración de lo que se iba a gestar.
Siguiendo con los textos, la obra tiene una estructura en capítulos, ¿cómo se gestó ese esquema?
La obra está dividida en cinco momentos: Cartografías íntimas, Paisaje olvidado, Otras Cosmogonías, Tertulias e Instrucciones para encontrarnos. Este último es como esa especie de dueña del futuro, donde todos pueden ir a un escenario y recuperar el contacto con el territorio urbano. En el proceso, cada una y cada uno hizo paisajes íntimos, contó algo de sí con fragmentos del cuerpo con los que compartió un sueño, algún recuerdo a partir de eso. En otro momento, intercambiamos recorridos urbanos. No todo quedó; hubo mucho descartado. Pero cada performer eligió un lugar o recorrido de la ciudad y lo compartió con el resto. Todxs viajamos o estuvimos en cada lugar de los demás.
La obra tiene un final sumamente potente, que manifiesta esta complejidad que habilita tantas lecturas como entradas posibles. Se presentan varios caminos para acceder y quedarse, como un elige tu propia aventura. Las figuras retóricas que enraízan con los textos y las narraciones me resultaron fascinantes: como meterme en las metáforas propias de la retórica del cuerpo, con el agregado de las palabras, de la poesía y su movilidad.
Claro. En este caso, muchxs performers aportan esa singularidad a un territorio; es un reencuentro con la propia identidad. No dejo de pensar en términos de migración, pensar en términos de cantos ancestrales (de acá o de la antigua Sicilia) que son de una territorialidad distinta, cuerpos distintos, incluso, a pesar de lo masculino y femenino.
Y estos territorios nos llevan a algunas preguntas: ¿Por qué estamos acá? ¿Qué estamos contando? ¿Qué estamos siendo? En ese tránsito parece haberse situado la obra: estamos siendo sí, ya sea con nuestras expresiones corporales, nuestras historias, nuestras voces, nuestros poemas. Es muy esperanzador el mensaje de la obra en este aspecto.
Esa esperanza, de alguna manera (y no sé si fue un objetivo buscado), fue como el propio mensaje que la obra construyó. Somos sobrevivientes a los que, quizá, les cuesta hablar de eso. Este tiempo tuvo su costo en cuerpos para aquéllos que se quedaron quietos. Hay gente que no está, también, y eso es muy duro; a veces nos cuesta organizarlo. Y que estos cuerpos puedan transmitir esperanza, vitalidad, conexión a distancia, es muy grato porque creo que eso sí logramos: una corporalidad invisible sostenida por otros cuerpos.
Y el trabajo de la compañía termina por ser una red en tanto un «todo que sostiene y contiene»…
Si. Yo creo que tanto la creación como la investigación salen del corazón. No siempre se valora discursivamente la creación como un espacio concreto de investigación. Por eso ponemos tanto amor, no solo desde lo creativo. En este sentido, estamos ensayando escrituras, recopilando notas para -en algún momento- poder hacer un libro. Pensando también en cómo ocupar el espacio de la voz femenina en el ambiente de las artes vivas o escénicas de una manera discursiva, ponerle un cuerpo-libro a todo el trabajo de investigación y de hacer red, como bien decís, con otrxs investigadores.
Concluida la conversación me quedo pensando en que si hay algo que nos está dejando la pandemia es la resignificación de conceptos y enunciados que, antes de ella, no tenían el valor que ahora tienen. Pienso: ¿cuántas veces he puesto en duda esto de que el mundo ya no es lo que era?, y esta idea me ha llevado a pensar en qué será de nosotros en él. Y, en esa plaza sin juegos o sin base desde donde poder entender, me pierdo, pero siempre vuelvo, como “aquí y ahora” que ya no es, pero rescato en esta charla con Tatiana, con estas (nuestras) palabras.
***
Con este cuerpo en este mundo. Dramaturgia y dirección: Tatiana Sandoval. Performers: Angela Babuin, Gabriela Baldoni, Thiago Cohen, Miguel De Sousa, Bárbara García Di Yorio, Romina Laino, MayanaMagalhães, Josefina Sabaté y Braudón, Vicente Santos, Dara Siligato, Mireya Solís, Jennifer Toledo Puga.Diseños multimediales: Gabriela Baldoni, Delfina Cavallaro, Sara Degaetano, DanaePienica, Luciano Saiz y MUTA multimedia.Coreografía: Antrifo Sanches.Prensa: Prensópolis.Producción general: Compañía Cuerpo equipaje.
Imágenes: capturas de pantalla de Con este cuerpo en este mundo 2020-2021