La creciente utilización de la etiqueta «coreografía expandida» en el mundo de la danza, así como en el de la videodanza, me ha llevado a cuestionar su utilidad y sus implicaciones para la historia del arte y la recepción de obras, entre otras cuestiones. Más una pregunta que una respuesta, planteo aquí el comienzo de una reflexión sobre un tema multiforme, que se presenta al mismo tiempo como lingüístico, estético e histórico.
Cine expandido
En 1970, el libro Cine Expandido de Gene Youngblood exploró las nuevas formas de creación en el mundo audiovisual y estableció el video y otras formas de arte y medios como nuevas prácticas cinematográficas. Esta publicación era, en ese momento, una herramienta indispensable para reconocer el impacto de estas nuevas tecnologías en la creación, difusión y recepción de obras audiovisuales híbridas. La investigación de Youngblood ha inspirado, entre otras cosas, el término «arte de los medios», que ha generado múltiples denominaciones y teorías sobre prácticas artísticas interdisciplinarias relacionadas con los avances tecnológicos. Hoy, cinco- y pronto seis- décadas después, el término «expandido» se está volviendo cada vez menos común en las disciplinas cinematográficas, lo que sugiere que los esfuerzos de este investigador para convencernos de que «la definición de cine debe expandirse para incluir la videotrónica, la informática», entre otros dispositivos y enfoques, pueden haber tenido éxito.
En cualquier caso, desde el movimiento del cine expandido, hay una tendencia creciente a abarcar cualquier tipo de estudio relacionado con imágenes en movimiento como videoarte, imágenes digitales, etc., bajo la amplia categoría de Cine, o «Imágenes en movimiento» (de hecho, estas últimas están tan caracterizadas por sus movimientos, facilitados por dispositivos tecnológicos, que la frontera que sigue siendo la más importante hoy en día es la que se encuentra entre las imágenes «En movimiento» y obras que tradicionalmente se consideran «congeladas», a pesar de los movimientos evidentes en muchas pinturas, esculturas, dibujos o fotografías, a menudo ignoradas en estudios sobre videodanza y coreografía).
Si bien este acervo de imágenes en movimiento constituye ya una disciplina bien arraigada en muchos países – tal vez haciendo que la etiqueta de «cine expandido» sea menos esencial hoy en día-, los coreógrafos y los videoartistas, por su parte, tienden a apropiarse del adjetivo “expandido” para describir su trabajo como «coreografía expandida». Proponen este término para clasificar varias prácticas relacionadas con estructuras y estrategias coreográficas no afiliadas a las categorías que las definen tradicionalmente. Así es como Amy Greenfield describió su práctica, en el mismo momento en que el movimiento del Cine Expandido estaba en pleno crecimiento en los Estados Unidos, en la década de 1970, sin utilizar la etiqueta de coreografía expandida. Entre los artistas afiliados a la videodanza, la coreografía expandida se evoca a menudo para referir al tipo de encuadre, la edición u otras prácticas audiovisuales desde un ángulo coreográfico, sin centralizar la cuestión en lo representado en la pantalla, es decir, en el cuerpo humano o la danza escénica.
En un entorno coreográfico
Una de estas artistas, Lucy Cash, radicada en el Reino Unido y que se identifica a sí misma como una artista de imágenes en movimiento, explica en su sitio web que ella “trabaja con un sentido expandido de la coreografía y un interés en expandir el pensamiento coreográfico más allá de la danza para proporcionar maneras más hápticas de vivir el mundo que nos rodea”. De manera similar, durante la exposición Retrospectiva de Xavier Le Roy en el MACBA, en Barcelona, en el año 2012, se anunció un simposio sobre coreografía ampliada. Su comunicado de prensa especifica:
La coreografía debe redefinirse para incluir a los artistas y a otras personas que utilizan estrategias coreográficas sin estar, necesariamente, involucrados con la danza. Al mismo tiempo, debe permanecer inclusiva con respecto a los coreógrafos que utilizan prácticas como la creación de situaciones, coreografías y movimientos sociales, así como la ampliación de las estrategias cinematográficas… exposiciones, cobertura de los medios (…). La coreografía está experimentando una verdadera revolución. Estéticamente, se aleja de las nociones establecidas de danza, que están obsesionadas con las habilidades y competencias técnicas, para establecer discursos más bien autónomos, que van más allá de las causalidades entre conceptualización, producción, expresión y representación. (…). La coreografía no es a priori performativa ni está subyugada a la expresión… se convierte en una práctica expandida…
Etimología
¿Qué significa la palabra «expandido»? Sus orígenes lingüísticos se encuentran en la botánica para hablar de cualquier organismo que sea más ancho, transversalmente, en su base o en su cima. Las definiciones de la palabra se describen regularmente con el significado liberador de más amplio o más ancho. Según el Centro Nacional de Recursos Textuales y Léxicos de Francia, uno puede: «Expandir el campo de la imaginación, de la sensibilidad; expandir sus conocimientos, su horizonte, sus puntos de vista; expandir el corazón, el espíritu, la vida; expandir el debate», un significado que encaja muy bien con los enfoques de la coreografía expandida, para los cuales la expresión o representación tradicional del cuerpo anatómico, a menudo, se rechaza. Esta acepción recuerda al «cuerpo sin órganos» de Gilles Deleuze, línea de pensamiento que el filósofo ha evocado por primera vez para describir la obra de Antonin Artaud. Este último, ha vinculado un cuerpo sin órganos a la libertad, haciéndose eco de las definiciones comunes de lo expandido. Para algunos artistas, esto obliga a una distinción entre coreografía y danza y, según este argumento, la coreografía no necesariamente produce danza.
Tal tema excede los objetivos de este artículo, pero, siguiendo ciertas definiciones de danza y coreografía (como las propuestas por Paul Valéry), se habilita la inclusión de otras tesis en esta idea de lo expandido, tales como el vínculo de un público con una organización de movimientos en pantalla o en vivo, que genera una nueva corporalidad: una definición de la danza de Valéry que sería, aquí, el resultado de una coreografía.
Interrogantes
Pero, ¿es necesario el uso de la palabra «expandida» para describir una práctica coreográfica que no se parece a la danza escénica establecida? ¿Se trataría de una etiqueta pseudo-radical, en el sentido de que da la impresión de una novedad pero que deja de lado la historia de las Vanguardias y las discusiones de más de 40 años en danza posmoderna o performance, que a menudo son muy similares a las preocupaciones de la coreografía expandida de hoy, al punto de que se podría decir que los llamados coreógrafos expandidos de hoy han sido entrenados a través de estos desarrollos artísticos? ¿Esta distinción cada vez más amplia, no niega la evolución constante que define la historia del arte en su camino no lineal? ¿No sería el término “coreografía” una clasificación que ha evolucionado constantemente desde que se publicó por primera vez en el siglo XIX para describir la invención de figuras y pasos? O, a la inversa, ¿es la palabra «expandida» necesaria para enfatizar la naturaleza evolutiva del arte y el desarrollo de los enfoques? Al aplicar esta etiqueta, ¿es que los coreógrafos se disculpan, de alguna manera, por no haber captado su arte de una manera más conservadora, de acuerdo quizás con las expectativas del público o de los críticos, para quienes la coreografía expandida no encaja en su imagen de arte? Finalmente, ¿para quién es importante la palabra “expandida”? ¿Para el público? ¿Para los programadores? ¿Para los propios artistas? Tantas preguntas como respuestas…
« L’élargi » dans la chorégraphie, une étiquette utile?
L’importance grandissante de l’étiquette « chorégraphie élargie » dans le monde de la danse ainsi dans celui de la vidéodanse m’a récemment amenée à m’interroger sur son utilité et sur ses implications pour l’histoire de l’art, la réception des oeuvres, entre autres questions. Davantage question que réponse, je pose ici l’amorce d’une réflexion sur un sujet multiforme, qui est à la fois linguistique, esthétique et historique.
Cinéma élargi
En 1970, le livre Expanded Cinema (Cinéma élargi) de Gene Youngblood a exploré les nouvelles formes de création ayant cours dans le milieu audiovisuel et a établi la vidéo ainsi que diverses autres formes d’arts et médias en tant que nouvelles pratiques de cinéma. Cette publication a constitué à l’époque un outil indispensable pour reconnaître l’impact de ces nouvelles technologies sur la création, la diffusion et la réception des oeuvres audiovisuelles hybrides. Les recherches de Youngblood ont inspiré, entre autres, le terme « media art », qui a généré de multiples appellations et théories au sujet des pratiques artistiques interdisciplinaires en lien avec les avancées technologiques. Aujourd’hui, cinq, bientôt six décennies plus tard, le terme « élargi » est de moins en moins employé dans les disciplines cinématographiques, ce qui amène à penser que les efforts de Youngblood pour nous convaincre que « la définition du cinéma doit s’élargir afin d’inclure les vidéotroniques, l’informatique » parmi d’autres dispositifs et approches ont peut-être réussis. En tout cas, depuis le mouvement du Cinéma Élargi, il y a une tendance croissante à englober tout type d’étude en lien avec les images en mouvement, tel l’art vidéo, les images numériques, etc. sous la large catégorie du Cinéma, ou des « Images en mouvement » (en fait, ces dernières sont tellement caractérisées par leurs mouvements, facilités par les dispositifs technologiques, que la frontière qui reste la plus importante aujourd’hui est celle entre les images dites « en mouvement » et les oeuvres qui sont traditionnellement considérées comme « figées », malgré les mouvements évidents au sein de nombreux tableaux, sculptures, dessins ou photographies, souvent ignorés dans les études sur la vidéo-danse et sur la chorégraphie).
Si ce regroupement des images en mouvement forme une discipline bien enracinée dans de multiples pays, ce qui rend peut-être l’étiquette de « cinéma élargi » moins essentielle aujourd’hui, les chorégraphes et les auteurs de vidéodanses pour leur part n’ont que tout récemment commencé à s’approprier le mot élargi, afin de décrire leur travail en tant que « chorégraphie élargie ». Ils proposent ce terme afin de classer diverses pratiques qui sont liées aux structures et aux stratégies chorégraphiques sans pour autant s’affilier aux représentations corporelles qui les définissent traditionnellement. C’est ainsi qu’Amy Greenfield a décrit sa pratique, au moment même où le mouvement du Cinéma Élargi était en pleine croissance aux États-Unis, durant les années 70, sans employer l’étiquette de chorégraphie élargie. Parmi les artistes affiliés à la vidéodanse, la chorégraphie élargie est souvent évoquée pour aborder le cadrage, le montage, ou encore d’autres pratiques audiovisuelles sous l’angle chorégraphique, sans être représentée par un corps humain à l’écran ou par ce qui ressemblerait à de la danse scénique.
En milieu chorégraphique
Une de ces artistes, Lucy Cash, basée au Royaume-Uni, qui s’identifie en tant qu’artiste des images en mouvement, explique sur son site internet qu’elle « travaille avec un sens élargi de la chorégraphie et un intérêt pour étendre la réflexion chorégraphique au-delà de la danse afin d’offrir des façons plus haptiques pour vivre le monde autour de nous. » D’une façon similaire, lors de l’exposition Retrospective de Xavier Le Roy au MACBA à Barcelone en 2012, un colloque au sujet de la chorégraphie élargie a été annoncé. Son communiqué de presse précise :
La chorégraphie a besoin de se redéfinir afin d’inclure les artistes et autres personnes qui emploient des stratégies chorégraphiques sans nécessairement les associer à de la danse. En même temps, elle a besoin de rester inclusive vis-à-vis des chorégraphes qui emploient des pratiques telles que la création de situations, les chorégraphies et mouvements sociaux, ainsi que les élargissements vers les stratégies cinématographiques… les expositions, la médiatisation (…) la chorégraphie vit actuellement une véritable révolution. Esthétiquement, elle s’éloigne des notions établies de la danse, qui sont obsédées par l’habilité et les compétences techniques afin d’établir plutôt des discours autonomes, qui dépassent les causalités entre la conceptualisation, la production, l’expression et la représentation (…). La chorégraphie n’est pas a priori performative, ni subjuguée à l’expression… elle devient une pratique élargie…
Etymologie
Qu’entend-on précisément par le mot « élargi » ? Ses origines linguistiques se trouvent dans la botanique pour parler de tout organisme qui est plus large, d’une façon transversale, à sa base ou à son sommet. Les définitions du mot sont régulièrement décrites avec le sens libérateur de rendre plus large ou plus vaste. Selon le Centre National de Ressources Textuelles et Lexiques en France, on peut : « Élargir le champ de l’imagination, de la sensibilité ; élargir ses connaissances, son horizon, ses vues ; élargir le cœur, l’esprit, la vie ; élargir le débat » – un sens qui convient très bien aux approches de la chorégraphie élargie, pour lesquelles l’expression ou la représentation traditionnelle du corps anatomique est souvent rejetée. Ceci fait penser au « corps sans organes » de Gilles Deleuze, une autre piste de réflexion que le philosophe a évoqué pour la première fois afin de décrire le travail d’Antonin Artaud. Ce dernier a lié un corps sans organes à la liberté, faisant ainsi écho aux définitions courantes de l’élargi. Pour certains artistes, ceci contraint à une distinction entre la chorégraphie et la danse, et selon cet argument, la chorégraphie ne produit pas forcément de la danse. Ce sujet est plus vaste que les objectifs de cet article, mais en suivant certaines définitions de la danse et de la chorégraphie (telles celles proposées par Paul Valéry), d’autres arguments sont possibles à l’instar des rencontres d’un public avec une organisation de mouvements à l’écran ou en live, qui génère une nouvelle corporéité – une définition de la danse de Valéry qui serait ici le résultat d’une chorégraphie.
Interrogations
Mais l’utilisation du mot « élargi » est-il nécessaire pour décrire une pratique chorégraphique qui ne ressemble pas à de la danse scénique établie ? S’agirait-t-il d’une étiquette pseudo-radicale, dans le sens où elle donne l’impression d’une nouveauté, sans se rendre compte des histoires croisées avant-gardistes, telles les discussions d’il y a plus de 40 ans en danse postmoderne ou en performance art, qui sont souvent très similaires aux sujets de préoccupation de la chorégraphie élargie de nos jours, au point qu’on pourrait dire que les chorégraphes dits élargis d’aujourd’hui ont été formés grâce à ces développements artistiques ? Cette distinction d’élargi ne nie-t-elle pas l’évolution constante qui définit l’histoire de l’art dans son parcours non-linéaire ? Le terme « chorégraphie » ne serait-il pas une classification qui évolue en permanence depuis qu’il a été posé au 19e siècle pour décrire l’invention des figures et des pas ? Ou, inversement, le mot « élargi » est-il nécessaire afin de souligner la nature évolutive de l’art et le développement des approches ? En appliquant cette étiquette, est-ce que les chorégraphes s’excusent en quelque sorte de ne pas avoir appréhendé leur art d’une façon plus conservatrice, en accord peut-être avec les attentes du public ou de critiques pour qui la chorégraphie élargie ne correspond pas à leur image de l’art ? Enfin, pour qui le mot « élargi » est-il important ? Pour le public ? Les programmateurs ? Les artistes eux-mêmes ? Autant de questions que de réponses…