Sean bienvenidos a esta nueva edición de Loïe. Revista de danza, performance y nuevos medios. Edición que, en la serie imaginada por sus creadoras, tiene el glorioso lugar de “La N°1”.
El uno es la cifra que marca el inicio, en este caso, el de una revista que, luego de su lanzamiento, vuelve con energías renovadas gracias a las múltiples resonancias de las que fue objeto y con un cuerpo mucho más delineado a partir de las experiencias de intercambio que la edición inaugural originó. Pero el número uno no sólo marca el comienzo de esta publicación, sino también el de un año artístico y académico que, con todas la oportunidades y problemáticas que descubre nuestro presente y con los diversos desafíos y proyectos de los meses venideros, está comenzando a ser.
Algunos de los retos que plantea este presente en el mundo de la danza argentina, particularmente, tienen que ver con la lucha de los espacios estatales de práctica artística. Momentos muy tristes se están viviendo en estas latitudes con compañías que fueron clausuradas de forma arbitraria a principios de este año. El gobierno determinó que la Compañía Nacional de Danza Clásica, dirigida por Iñaki Urlezaga (que funcionaba desde el 2013 con bailarines de todas las provincias y presentaciones gratuitas en todo el país) y el Grupo de Danza de la Universidad Nacional de San Martín (en este caso, una compañía federal de danza contemporánea que trabaja desde 2010) estaban “dando pérdidas”. Uno podría preguntarse a qué tipo de pérdidas se refiere: ¿Hablamos de un agotamiento en las búsquedas artísticas o de una merma en la contribución a la cultura nacional? Y, en seguida, aparece la pregunta de si, efectivamente, puede ser posible que dos compañías de danza sean representativas para la macroeconomía de un país.
Frente a estas circunstancias y con perspectivas hacia el futuro, Loïe. va naciendo como una revista obstinada y querida y, con ese espíritu, se propone contribuir a la fuerza mancomunada de resistencia cultural junto a muchos otros emprendimientos editoriales y proyectos artísticos que se van forjando, aunque más no sea por su voluntad de trabajo y su terca insistencia.
En esta edición entonces, “la N°1”, con gran placer y orgullo, presentamos la columna «Cartas desde mi ventana», que Oscar Traversa está dispuesto a desplegar a lo largo de los diferentes números. Para nosotras, la presencia de su palabra no es menor pues, aunque Oscar insista en autodenominarse un “inexperto” en temas relativos a la danza y la tecnología, se trata de uno de los profesores e investigadores en Ciencias Sociales más prestigiosos de la Argentina, de esos que “saben de verdad”. De su palabra se aprende siempre (y es indistinto si se trata de un artículo académico, el prólogo de un libro o una charla de café). En definitiva y desde ya, agradecemos a nuestro maestro y amigo su curiosidad y su tiempo dedicados a Loïe. y presagiamos que pronto, Oscar será también de nuestros lectores y lectoras: maestro y amigo.
Además, en Loïe. N°1, se encontrarán con algunos de los grandes nombres de la videodanza que brindan su conocimiento y experiencia en la práctica del lenguaje y el quehacer artístico. Douglas Rosenberg, referente histórico de la videodanza en Estados Unidos y Latinoamérica, reflexiona sobre la era digital y el cuerpo humano como interfaz; Margarita Bali, realizadora argentina de video-instalaciones, video-mapping y diversas obras relacionadas con la interactividad, conversa con nosotros sobre su obra Hombre Rebobinado. También contamos, en esta edición, con un análisis detenido de Marisa Hayes sobre el concepto de “coreografía expandida” en la danza y la videodanza y con la experiencia curatorial de Francesca Carol Rolla en el Venice International Performance Art Week 2018, entre otros ingredientes que conforman este número.
Renovamos, pues, nuestro compromiso en la tarea de contribuir al fortalecimiento de nuestra comunidad de artistas-pensadores, a pasos constantes y decididos y, para ello, se torna fundamental la opinión y el comentario que surge a partir de la experiencia de lectura. Como en el número 0, apelamos a ustedes, a su sensibilidad y agudeza. Nos despedimos entonces, deseándoles un recorrido placentero por nuestras hojas amasadas entre ceros y unos, palabras, cuerpos y dispositivos, y quedamos a la espera de su comentario, siempre bienvenido.
Susana Temperley – Magdalena Casanova