Gala, idea de Jérôme Bel. Asistencia: Maxime Kurvers. Asistencia para puesta en escena local: Paloma Contreras, Pablo Lugones. Intérpretes: J. Amore, C. Argüello Rena, R. Banús Repetto, D. Benedetto, C. Crowe, I. Diop, G. Fiol, J. Garzón, M. Garzón, L. Giacomo, L. Giuggioloni, J. Guiraldi, J. G. Miño, M. Kern, S. Lugones, M. L. Moltoni, A. Otero, M. Reca, E. Rubinstein, F. Orcellet, A. Salas. Vestuario: Bailarines. Asesoramiento artístico y dirección ejecutiva: Rebecca Lee. Dirección de producción: Sandro Grando. Asesoramiento técnico: Gilles Gentner. Producción: R.B. Jérôme Bel. Coproducción: Dance Umbrella (Londres), TheaterWorks Singapur/72-13, KunstenFestivaldesArts (Bruselas), Tanzquartier Wien, Nanterre-Amandiers Centre Dramatique National, Festival d’Automne à Paris, Theater Chur (Chur), TAK Theater Liechtenstein (Schaan) – TanzPlan Ost, Fondazione La Biennale di Venezia, Théâtre de la Ville (París), HAU Hebbel am Ufer (Berlín), BIT Teatergarasjen (Bergen), La Commune Centre Dramatique National d’Aubervilliers, Tanzhaus nrw (Düsseldorf), House on Fire con el apoyo del programa cultural de la Unión Europea. Anfiteatro Eva Perón, Leopoldo Marechal 832, CABA, Argentina. Función: 29/01/20
Baila, baila… de lo contrario, estamos perdidos.
Pina Bausch
Si de significados se trata -más allá de cualquier acepción que remita al glamour, a vestidos de lujo o fiestas con cierta solemnidad (donde desplegar los atributos previamente nombrados)-, una Gala es también un espectáculo artístico de carácter excepcional. ¿Qué rasgos de previsibilidad contiene este género? Las Galas de Ballet reúnen a prestigiosxs bailarinxs de alto nivel técnico y artístico junto a invitadxs de compañías importantes en un programa que suele contener varios pas de deux. Estos extractos de obras del repertorio tradicional representan el momento de clímax argumental y están compuestos por una entrée, ejecutada por ambxs bailarinxs, una variación para cada unx de ellxs y una coda final. A veces, estas noches de Gala incluyen coreografías neoclásicas y/o contemporáneas, interpretadas en solos o dúos. Este género, de gran popularidad en los últimos tiempos, ha brindado la oportunidad de conocer grandes figuras de la danza con un programa que da como resultado un espectáculo de alto nivel.
Ahora bien… ¿Qué encontramos en Gala, de Jérôme Bel? Antes que todo, una propuesta que cuestiona los cánones de belleza y la perfección corporal propios de la danza académica. Gala es una de las producciones más aclamadas del coreógrafo francés, quien presenta en escena un grupo de personas con diferentes edades, rasgos y anatomías. ¿Qué hacen estás personas? Bailar sin prejuicios, con libertad, como si nadie lxs viera, sin importar aparentemente nada más que la pulsión propia del movimiento. En este aspecto, esta Gala se convierte en un hecho político que va más allá del talento artístico y los cánones establecidos. Las obras de Bel se caracterizan por desafiar las convenciones de la danza contemporánea escénica al desarrollar contenidos polémicos, provocadores de las reglas tradicionales, un tanto insolentes quizás y entretenidos y reflexivos por igual.
Gran parte del hecho político de Gala radica en ser un espectáculo que borra las fronteras entre el éxito y el fracaso de una representación al mostrar a un grupo de personas que hacen algo que aparentemente no saben hacer. Y digo aparentemente porque si lo analizamos por lo positivo, lo que Bel logra con este recurso es ensanchar los límites de la representación institucional de la danza, ampliando sus posibilidades y dando cuenta de las infinitas interpretaciones que pueden surgir de ciertos elementos emblemáticos del lenguaje académico al ser interpretados por personas que desconocen los códigos que lo rigen. Yendo más a fondo, los elementos son presentados por individuos y cuerpos que, como propone el coreógrafo, son “automáticamente descartados para esa función” pero que desde su propio bagaje cultural y posibilidades físicas entablan una relación singular con la danza en la que prima la pulsión primaria del movimiento por el movimiento mismo, más allá de cualquier pretensión artística, virtuosa o técnica con que se lo pueda identificar.
Gala es un espectáculo que amplía el perímetro de lo que se puede mostrar en la escena. Si bien su punto de partida está en dicho género, también se incluye una variedad de estilos y referencias que comparten la misma heterogeneidad que presentan los cuerpos en la escena, donde no prima ninguna cualidad en particular sobre la otra. Los vestuarios, en sintonía con el motivo de la heterogeneidad, contienen una gran variedad que los acerca más a la idea de disfraz (sin ánimos de ser despectivo en el empleo de este término), sobre todo a partir del momento en que partes de esos vestuarios son intercambiados entre lxs personajes.
La obra de Bel celebra el acto de bailar junto al deseo de bailar sin complejos. Con la incorporación de artistas “no tradicionales”, logra la creación de un espectro de diferencias que prima sobre una idea de grupo formateado y homogéneo, operando una subversión de los valores hegemónicos, donde el deseo de bailar cobra importancia y primacía por sobre la coreografía. Es así como logra emprender cierto viaje en el camino de la emancipación a través del arte no regido por el miedo o la alienación, sino por el disfrute más primario y sincero que la danza puede aportar tanto a sus ejecutantes como a lxs observadorxs. La estructura de la obra, sencilla por donde se la analice, permite que lxs bailarinxs puedan revelar su más pura esencia en escena.
Jérôme Bel es una gran figura de la danza contemporánea experimental, un pensador, un político. Sus espectáculos anti-espectaculares incitan a mirar de otra forma el espacio de representación y abren interrogantes sobre la diferencia entre lo escénico y lo espectacular, obligándonos a reflexionar por igual sobre lo que estamos viendo y la forma en que vemos. Sin lugar a dudas, esta obra lleva su propio sello que se caracteriza por probar hasta dónde la danza y la representación escénica resisten, forzando a estas disciplinas a habitar ese borde lejano donde el propio creador se decide plantar.