La sombra de una nube, dramaturgia por Pehuén Gutierrez, David Señoran. Performers:
Lautaro Cianci, Lucas Coliluan, Francisco Cruzans, Celeste Fonseca, Luis Garbossa, Lucia Girardi, Florencia Indomito, Sergio Jardín, Arian Ortellado, Ariel Osiris, Virginia Rossi, Inés Silvestre. Música: Juan Barone. Diseño Edición de video: Luz Tripiana. Vestuario: Laura Sol Torrecilla. Prensa: Prensópolis. Asistencia General: Virginia Allesta. Aérea Teatro. Función: 19/09/21 (Domingos 20 hs hasta el 24/10/2021 – jueves de noviembre a las 21hs. Centro Cultural de la Cooperación).
La duna se hace nube, si quiere.
Donde voy es atrás
de ese pasaje en el suelo
desde aire
y aire
a medio camino
suspensiones
partículas
granos
vacíos-Paisaje.
Angela Melim, Poemas Reunidos, 1974-1996 (1996).
Si la experiencia, de carácter enciclopédico, es continuamente restituida a la presunción de existencia, como un modo de hacer mundo entre los lindes de una narración señera, ¿cómo es que no advertimos los pliegues del relato que quedan entre el cuerpo y el alma?
Hablar o decir “alma” puede ser señal de errancia o circunstancia.
Actuar, cantar o bailar cuerpo puede ser la perífrasis, o forma verbal simple que, en el caso de La sombra de una nube, obliga a repensar la Historia. ¿De qué manera? Mirando(nos) qué hay debajo de la piel, además de órganos, huesos, músculos y venas.
¿Hay, entonces, o podría haber una conjunta corporalidad que, acorde al uso o rito de una práctica artística-sensible, haga de la tierra “genérica” un territorio poético?
La respuesta es sí, aunque de significado fluctuante y materia blanda.
PH: @adrianarellanofotografia / Edición: @marinejuliette1Resisto luego existo
Entre la vibratilidad del cuerpo y su capacidad de percepción hay una relación paradójica, puesto que se trata de modos de aprehensión de la realidad que obedecen a lógicas totalmente diferentes, en particular en su ritmo y su temporalidad irreductibles una a la otra
Suely Rolnik, Geopolítica del rufián, 2006.
Esta notable y proverbial pieza de danza teatro del maestro, coreógrafo y director David Señoran nos torna sujetos (espectadorxs) vulnerables, eventuales y vibrátiles en un (ese) territorio concurrido por sombras, formas, aullidos como palabras entre cuerpo y cuerpos. El planteo y diseño escenográfico, así como el lugar en tanto espacio en sentido narrativo, se ajusta con estrictez a la hercúlea propuesta coreográfica. El circuito material que construyen sus extraordinarixs performers vuelven matriz u órgano de obra a la desesperación y tenacidad, por partes iguales, que se ven espejadas en movimientos que van desde el detalle al extracto en segundos. La discontinuidad del tiempo in actu se da por algunas razones que desconocemos casi por completo. Por un lado, sabemos que hay pasado porque hay un presente que habla en futuro y, por otro, que esa ¿ambigüedad? habilita la retórica del ardor y la memoria en el “tal vez” de toda su potencia…
La realidad como desafío de lo imprevisible
Lo posible se opone a lo real, el proceso de lo posible es entonces una “realización” (…) Cada vez que planteamos el problema en términos de posible y de real, estamos forzados a concebir la existencia como un surgimiento bruto, acto puro, salto que se efectúa siempre a nuestra espalda, sometidos a la ley del todo o nada
Gilles Deleuze, Diferencia y repetición (1968).
Afuera (adentro) nos espera la ciudad, el silencio y las almas.
Un imaginario de (im)posibles.
La ronquera en la voz para hablar entre nosotrxs (sujetos) de este mundo (tierra).
La sombra de una nube nos abre al espectro de nuevas formas de lo real. La resistencia como cuerpo per se de esta profunda, aunque nimbada, obra-experiencia.
*Foto portada: @adrianarellanofotografia – Edición: @marinejuliette1