FESTIVAL CONSTANTE. PROGRAMA 5 – YO NO PIENSO EN PELIGRO
Programa 5. Obras y artistas: 0800 SPAM . Dirección: Pamela De Los Santos. LA LÚDICA DE EXISTIR. Dirección: Daira Medina. RIVZOMA .Dirección: Valentina Uffelmann. SANGRE NEGRA. Dirección: Irene Carenzo. DESCUBRIENDO-ME . Dirección: Héctor Corimayo. UN INSTANTE EN QUIEBRE. Dirección: Raquel García. MECANISMO DE AUTOTORTURA PARA LA PRESERVACIÓN DE MI ESPECIE. Dirección: Mónica Mauxili. ENTRE O CÉU E A TERRA Dirección: Mendi Gouveia.METAMORFOSIS SISTÉMICA (MU-DANZA). Dirección: Alan Pozzi. Función: 09 de Nov. 21.30
Fundación
Como quien dice: anhelo,
vivo, amo,
inventemos palabras,
nuevas luces y juegos,
nuevas noches
que se plieguen
a las nuevas palabras.
(…)
Susana Thénon, Poesía Completa.
Me gusta ir a Galpón Face porque queda en Parque Patricios, me siento cerca de casa cuando estoy un poco al sur de la ciudad. Agradezco que la danza circule en los barrios.
La danza que conozco se fragmenta y disemina. La danza que quiero es una danza que arroja cuerpo y humanidad. Interroga en la manera que conocemos la danza o que conocemos en la danza. Preguntas que son en nuestro cuerpo y despiertan inquietudes que son de todxs, para todxs los que aún lo tenemos. Reunidxs, un conjunto de bailarinxs, interpretan sus proyectos de solxs y experimentan en búsquedas de nuevas maneras para poner en movimiento relaciones, modos de abordaje y exploración.
Movimiento constante, resuena la comunidad. Hago esta observación aun antes de saber lo que luego encontré plasmado en el proyecto, lo veo en las danzas, en las maneras de componer, y veo también que el perfil de lxs practicantes del movimiento está atravesado por una propuesta educativa en formación. Lo colectivo se hace presente y se trasunta en sus danzas que, entiendo, intentan problematizar el sentido de la creación postulando el cuerpo como vector/ordenador de la indagación acerca de sí mismo y de su potencia.
En la hora de la escritura, encuentro sus textos, esos que acompañan desde el programa del Festival, y despiertan en mí otro sentido. Sus maneras de presentar los solos, las formas del decir, las palabras impregnan de una intención de extrañeza mi memoria sobre sus prácticas.
Las textualidades de las piezas artísticas producen una nueva vinculación que problematiza la creación en movimiento. Suceden relatos que proponen un sentido expandido en el que los bordes entre danza, narrativa o tipo instructivo se difuminan. Aparecen nuevos territorios de composición que habilitan modos inciertos e inacabados de construcción de sentidos. El decir interroga en mares profundos, preguntas existenciales que sostienen la duda como apuntalamiento de la creación. Búsquedas personales que van del terreno de lo orgánico al de lo simbólico armando una intención de ENREDAR sin núcleos narrativos, textualidades cuyos contenidos nodales no pueden ser asidos en una única dirección.
Colmar el sentido de la presencia es un acto de expansión. Sin explicaciones, el mundo se ensancha y se puntualiza en una porosidad que agujerea el ambiente.
Es evidente que hay un lenguaje común entre ellxs, un código compartido en las maneras de abordar el movimiento. La escucha de la práctica común se manifiesta en su singularidad. Pienso en la importancia de compartir procesos, de sentir pertenencia en el momento presente. Estar. Puede sonar como un lugar común, pero no es menor para mí entender que en estos momentos la presencia pueda ensancharse haciendo del presente un espacio de tiempo que aloje el pasado, el porvenir y otras virtualidades.
Quiero volver a la cuestión de los arraigos, de los agenciamientos. Lxs jóvenes artistas forman parte del grupo de experimentación EME. Sus danzas se suceden una tras otra, como un parpadeo en la oscuridad.
En primer lugar, se tiñe de rojo el espacio. En la espera, la antesala del festival irrumpe: una danza de la noche cae rodando por las escaleras en una sucesión de movimientos al borde del peligro y vertiginosos hasta convidarnos a entrar a la sala. Precisamente, allí, donde se dictan las clases, es el lugar en el que cambiará la práctica abriéndose hacia la escena. Cada unx de lxs artistas trabajó en sus maneras de estar desde la percepción del movimiento en el espacio, en la continuidad y la acumulación de gestos que transforman las danzas en exploraciones. En algún caso, un elemento sostiene la presencia, disímiles objetos desperdigados, enumero y recuento: globos, aros, colores, ondulaciones. Una bolsa de residuos, pétalos rojos y negros de una novia o una sonámbula. En otros casos, se transforman en seres siniestros desprendidos de la ambigüedad y las luces, hombre pájaro, rostro del bosque. Una entidad sombría, de venas o raíces, quiebra la morfología de los cuerpos, extrañando la imagen total que produce su presencia. En todos los casos, comparten una propuesta de movimiento en un único frente.
Recuerdo las exploraciones de la danza cuando comencé a buscar un devenir propio, lo singular que por primera vez nos animamos a dejar aparecer en la forma de estar en el espacio. El cuerpo que se mueve buscando sustratos en la percepción y en la recepción. O un puro despliegue de movimiento. Estrategias de la improvisación y de la escena que componen imaginaciones en el conjunto superpuesto.
¿Cómo poblar el espacio alto y profundo de FACE? ¿Cómo, siendo UNO solo, habitar el cuerpo que despliega el movimiento?
He creído oportuno componer un escrito que sea de todas las piezas, con fragmentos como esquirlas de un cuerpo de trabajo que han traído hasta aquí. Yo no pienso en peligro.
Me pregunto cuáles son las imaginaciones que despliegan sus danzas y cómo se entraman unas tras otras para componer una mirada que dialogue con sus movimientos.
Me dejo llevar por esta pregunta, la llevo en mí para imaginar los límites de la puesta e interpreto que componen una unidad que transforma lo cotidiano en poética y en intenciones de ir un poco más lejos, más allá de los bordes de potentes practicantes del movimiento.
Arrojarse a las ondulaciones de la columna como quien se entrega al andar de las olas en la rompiente. Todo un desafío para emprender la danza como un verdadero arte del desvío en términos deleuzianos y, porqué no, en términos propios del arte del movimiento como potencia creadora de intensidades.
Me dispongo a contemplar, y como quien ve lo que vendrá, detecto el germen, la semilla de un señalamiento en el futuro. Punto incipiente, deseo ver cuerpos humanamente potentes, musculares, agitados, manifestándose en escena, porque lo humano es esto que somos en el ancho espacio, y cuando se es intérprete en un mundo escindido del cuerpo, qué más contundente que mostrar el jadeante deseo de ser, hasta que los bordes inimaginados se corran un poco más allá forjando cuerpos como poéticas y pensamientos.
Aventuro una composición fragmentaria de las notas probables de mi percepción. Somos todxs haciendo que este espacio se transforme para ser otra cosa, diferida de sí misma.
Los huesos se rompen, y seres de otra dimensión se mueven por afecciones que configuran ensueños de pétalos rojos sobre negro.
Un hombre pájaro dura en la imagen onírica, intercambia su faz con el movimiento, con lo real de estas impresiones.
La potencia escénica es expresión de los sentidos. En lo común de la sombra se presenta el doble agigantado y tal vez monstruoso que tensiona lo que ES con su proyección de virtualidad.
Exhortación de lo humano.
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*Fotos -tomadas en función-: Mercedes Osswald