Masa sinfín

Un corto aterriza desde Francia al Festival de Videodanza de Buenos Aires. Viene de lejos, aunque su materialidad posibilita salvar las distancias. La locación remota, si bien nos resulta desconocida, es continente de cierta familiaridad. El videodanza transcurre dentro de un espacio que remite a las fábricas de explotación de comienzos del siglo XX. Seguro alguna vez vimos una arquitectura de ese tipo en películas, imágenes o en el relato de nuestrxs abuelxs. Techos altísimos, algunas paredes de ladrillos, vigas enormes y la estructura de chapa que por sus huecos deja entrar el sol. Ese lugar lleva consigo las reminiscencias al ferrocarril, al transporte de mercaderías, a la producción en serie, al ser obrerx industrial. Desde esta perspectiva Mass (“masa”, en francés), deja asomar su impronta política, desde la cual es inevitable pensar en la historicidad de la palabra “masa” en relación con la historia socio-política francesa y, a su vez, a la carga que se le puede imprimir hoy.

El espacio fabril nos hace pensar en la masa de aquellos tiempos de “lo igual”, tanto en lo productivo como en esa idea del trabajo que enajena y pretende homogeneizar a los sujetos. Aunque también hay otra arista: la de la masa como organización de sujetos que resisten al disciplinamiento. De cualquier modo, y en un sentido amplio, la palabra remite a la “unificación”.

¿Qué es lo que queda de ese mundo de “lo igual”? ¿Cómo se transforma entonces la idea de “masa”? ¿Cómo opera en la contemporaneidad? La palabra se vuelve aglutinante sémico, y entonces la cuestión de la homogeneidad, de aquello que aúna componentes/cuerpos para formar solideces se vuelve el eje principal del videodanza que ensaya distintas formas de “ser masa” y desde este lugar construye lo coreográfico.

La devastación de un espacio lejano en el tiempo dialoga con aquello que aún pervive, con todo lo que aún no ha muerto de la masa y también con lo que ha nacido: nuevas posibilidades tecnológicas para ser-masa.

Este sitio avejentado, lleno de polvo, escombroso y devenido en ruina trae consigo lo que fue alguna vez y se vuelve portador de memoria. Una memoria posible sólo en tanto y en cuanto la masa contemporánea lo habita, lo reactualiza y lo transforma. El espacio y los cuerpos nos ofrecen un diálogo de temporalidades, de situaciones-masa, de cuerpo-masa, de danza-masa. El agente aglutinador es, por momentos, una cámara que escolta, que imanta o repele las miradas y los cuerpos. El lente atraviesa la masa sinfín, que se fracciona y se reconstruye, se vuelve elástica, se estira y se contrae. Ella, a su vez, se dobla y se desdobla, chisporrotea o se subleva.

Por momentos, algo parece acechar a la masa de mirada perdida, que repite los mismos movimientos casi de forma sistemática, para finalmente correr concentrada cuando la sorprende un “fuera de eje” individual y colectivo. La risa aparece en Mass como el artificio alienante que lleva a la imposibilidad de cuestionar. ¿Cómo se conforma una masa?

¿Basta con que haya conjunción de cuerpos para que exista la masa?

Y, ¿de qué huye la masa?

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